Todas las teorías de la élite, ya sean de corte revolucionario, liberal, conservador o reaccionario, se apoyan en la ineluctabilidad de una élite creativa dominante, y sólo discrepan en cuanto a las metas hacia las cuales deberían encaminar dichas élites a las masas por ellas manipuladas. Bachrach analiza la reacción de los teóricos democráticos frente a tales teorías y la forma en que incorporaron algunos de sus principios, dando lugar así a lo que él denomina “teoría elitista de la democracia” o “elitismo democrático”. Para ello pasa revista, en muy densa síntesis, a los conceptos fundamentales de Mosca y Schumpeter, Sartori y Kornhauser, Lasswell y Dahl, entre otros. Esta nueva teoría rechaza el principio básico de la teoría democrática clásica: la confianza y la fe en el pueblo. Como dice Sheldon Wolin al presentar esta obra, Bachrach logra poner bien en claro que enfrentamos una opción: o se revitaliza la participación ciudadana, o se deberá aceptar un estado de cosas en el cual la adopción de decisiones políticas se realice con un monto cada vez menor de control democrático.
