El método terapéutico elaborado por Pankow es el de la estructuración dinámica de la imagen del cuerpo, restableciendo una dialéctica entre sus partes y la estructura total, para reconocer los límites de aquel y llevar luego al paciente al encuentro con el otro. La realización de determinados actos -por ejemplo, dibujos o figuras moldeadas en pasta-, permitirá al terapeuta discernir el modo de ser-en-el-mundo del enfermo y situar sus fracturas. Sobre esa base, en sucesivas donaciones de sentido procurará devolverle una dialéctica espacial injertándole “fantasmas”, imágenes dinámicas en torno de las cuales cristalizan los deseos. Su reconocimiento hará resurgir las partes desaparecidas del cuerpo, o volver a situar en la estructura total aquellas que se hipertrofiaron. Sólo entonces habrá lugar para un psicoanálisis clásico, en la medida en que la reestructuración del espacio permite el acceso a la historia vivida por el sujeto. El libro lleva un prólogo de Jean Laplanche, quien expone sucintamente las tesis fundamentales de la autora.
