Este trabajo se origina en el asombro suscitado por la llamativa frecuencia de la representación del ombligo en los dibujos infantiles y en su discurso. Entre las formas trazadas en la hoja y lo que el niño dice acerca de ellas se establecen vínculos que remiten a una estructura cuyos elementos están unidos por un lazo secreto. Así considerado, el dibujo se convierte en escritura que, como tal, traiciona siempre algo del inconciente que ella revela y oculta. La voz se inscribe en la sutura umbilical, que introduce al recién nacido en un nuevo modo de relación. Desde ese momento, el cuerpo a cuerpo con la madre se encontrará así -y para siempre- mediatizado por el lenguaje. El ombligo y el cuerpo, la ley y el nombre, la voz y el deseo, son los temas de este estudio teórico, apoyado en el análisis de dos niños cuyos dibujos, a manera de graffiti dejados en los muros de una prisión, van marcando su tránsito hacia el reino de la libertad.