Volver a Notas de prensa

Los desvíos teóricos

Por Juan de Olaso 14 de abril de 1999

Publicado en La Nación

"Existe, en el psicoanálisis, una larga historia de ""extravíos"". Freud, por ejemplo, señaló oportuna y enérgicamente los desvíos teóricos de Jung y de Adler, y Lacan hizo lo propio, muchos años más tarde, al calificar de ""antifreudianos"" a exponentes de la psicología del yo. ""Estas desviaciones no las mostramos por nuestro gusto, sino más bien para hacer de sus escollos boyas de nuestra ruta"", escribió Lacan en los años cincuenta. Como señala Jean Laplanche en las primeras páginas de este libro, la idea de extravío supone que la investigación de aquél que se desvía está guiada por una meta específica: ""Al que quiere alcanzar la cima del Everest y se extravía, y se ve de repente sobre un precipicio, evidentemente lo guía el Everest, lo impulsa la idea que él tiene de la cima"", sostiene. Y aclara que al hablar de extravíos del freudismo está cuestionando ""no sólo a los freudianos sino a Freud mismo: extravíos de Freud y a partir de Freud"". El punto central de esta lectura crítica es la teoría de la sexualidad y, en particular, el empleo de ciertos términos como ""apuntalamiento"", ""autoconservación"", ""estadio"", ""pulsión"", ""instinto"". A propósito de este último, Laplanche no deja duda alguna acerca de su profundo desacuerdo con quienes han sostenido históricamente que la noción de instinto estaba ausente en la obra de Freud. Más aún, lo que postula el autor de Vida y muerte en psicoanálisis es un retorno del instinto en la obra freudiana: ""Sería entonces más justo hablar de una instintualización de lo sexual que de una biologización de lo sexual. Se podría decir que Freud lucha constantemente contra esta posibilidad; en su caso, el retorno del instinto en la sexualidad no se hace sino por vías apartadas"", escribe. Y, para fundamentar su tesis, presenta diferentes ejemplos: la teoría de la seducción, el concepto de narcisismo, la doctrina de las pulsiones. Como es sabido, Laplanche ha sido un discípulo de Lacan que, tras romper con este último, impulsó una vuelta a Freud que no fuera precisamente la que había propiciado su maestro. Se trataba, más bien, de volver a un Freud ""puro"" o, acaso, ""deslacanizado"", si se me permite el grosero neologismo. De otro modo no se explica que el autor no tome en consideración ciertas observaciones de Lacan -especialmente las relativas a la pulsión y el fantasma-, observaciones insoslayables a los fines de la discusión que plantea el libro. ¿O Lacan habrá sido también un extravío de la senda freudiana? Así parece entenderlo Laplanche, que se encarga de enumerar cada uno de los ""extravíos mayores"" de la descendencia freudiana: el de Melanie Klein y sus discípulos, ligado fundamentalmente a un biologismo de la sexualidad; el de la psicología surgida a partir del psicoanálisis, responsable de una reconstrucción autocentrista del hombre; y finalmente, el de Lacan y su concepción estructuralista del inconsciente. Después de leer este libro del inteligente y categórico Jean Laplanche, surge casi automáticamente una pregunta: ¿existe un Freud puro?"

COMPARTIR

CONTENIDOS RELACIONADOS

COMENTARIOS

Amorrortu Editores S.A.
Paraguay 1225, 7º piso - C1057AAS - CABA - Argentina
Tel.: (5411) 4816-5812 / 5869 - Fax: (5411) 4816-3321
[email protected]

Amorrortu Editores España S.L.
C/López de Hoyos, 15 - 3ra Izda. - 28006 Madrid - España
Tel.: (34) 91 187 75 68 - [email protected]