Siguiendo la perspectiva adoptada desde sus primeros textos, Laplanche se propone recuperar el doble descentramiento que la revolución copernicana inaugura en el psicoanálisis: la otra-cosa, eso "psíquico otro" que es el inconciente no se sostiene, en su alteridad radical, sino por la otra persona; por la implantación que el otro humano hace de su propia sexualidad reprimida. Pero esto no significa que el inconciente sea simplemente el otro implantado en mí: entre la intervención primera del otro y la creació..