U$S 20,18
El deseo parece antojadizo. Deberían resultar de ello un desorden profundo y una actividad imprevisible. Sin embargo, nada menos caprichoso que la sexualidad. Cuando titula su ensayo "Orden sexual", Gérard Pommier se refiere a su potencia implacable. La naturaleza parece haber decidido ya sobre el sexo, pero la relación simbólica con los ascendientes influye en la anatomía hasta subvertirla a veces por completo. La determinación significante muestra ser decisiva. El deseo sexual se impone a cada cual, que responde a él como puede, con más o menos ímpetu, sin saber de dó..