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La desaparición de Dios nos ha dejado frente a la realidad. ¿Qué ocurrirá con la desaparición de la realidad? Cabe preguntarse si es este un destino negativo o simplemente una ausencia de destino, es decir, el surgimiento de una banalidad implacable ligada al cálculo integral de la realidad. El destino no ha dicho su última palabra. Se lo puede sentir en el corazón mismo de esa realización integral, en el corazón del poder, en esa convulsión interna que sigue su lógica y precipita sus efectos, en ese vuelco maléfico de la estructura que transforma una destinación positi..