Los psiquiatras, afirma Szasz, suelen ocultar y mistificar su toma de partido tras un manto de neutralidad terapéutica, sin admitir jamás que son los aliados o adversarios del paciente. En vez de definir su intervención como beneficiosa o dañina, liberadora u opresora para el "paciente", insisten en definirla como un "diagnóstico" y "tratamiento de la enfermedad mental". Es justamente en este punto, según el autor, donde reside el fracaso moral y la incompetencia técnica del psiquiatra con..